Cine Cardón: patrimonio industrial destinado a la mejora de la calidad de vida de los paraguaneros.
El patrimonio cultural como concepto, tuvo su mayor expansión a finales del siglo XX, cuando, se entendió la necesidad de valorar, además de los bienes tangibles (históricos, arqueológicos); e, incluso intangibles (costumbres, expresiones culturales) tradicionales, el contexto urbano, territorial e histórico social de los grupos humanos.
Esta nueva categoría se engloba dentro de los llamados patrimonios emergentes, referidos a los bienes que derivan de la historia industrial, de la cultura moderno/contemporánea, los etnológicos, y todos aquellos relacionados con los cambios sociales, culturales y económicos de la nueva centuria.
La Carta de Nizhny Tagil sobre Patrimonio Industrial (Moscú, 2003), aprobada por el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (TICCIH), lo define como “los restos de la cultura industrial que poseen un valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico o científico. Estos restos consisten en edificios y maquinaria, talleres, molinos y fábricas, minas y sitios para procesar y refinar, almacenes y depósitos, lugares donde se genera, se transmite y se usa energía, medios de transporte y toda su infraestructura, así como, los sitios donde se desarrollan las actividades sociales relacionadas con la industria, tales como la vivienda, el culto religioso o la educación”.
La evidencia material de estos grandes cambios posee un valor humano universal, y debe reconocerse la importancia de su estudio y de su conservación. Igualmente, dicho patrimonio tiene significación social como parte del registro de vida de los grupos humanos, que proporciona por tanto, un gran nivel de identidad.
A partir de 1914, con la explotación en el Occidente de Venezuela, del Pozo La Alquitrana y su comercialización por parte de la Caribbean Petroleum Company, el país se convierte en un polo de atracción para el capital internacional, con la consecuente exigencia de transformar su infraestructura típicamente agrícola usada en la producción principalmente de café y cacao, para satisfacer las nuevas necesidades de desarrollo.
Al efecto, se impone el requerimiento de comunicar al territorio, a través de las llamadas carreteras petroleras, complementadas a su vez por puentes, terminales de ferrocarriles, puertos y aeropuertos, entre otros.
Ahora bien, el sustento más importante de la naciente industrialización, fue la vivienda de los obreros y empleados de las empresas petroleras, y la llegada de familiares para compartir dicho nuevo hábitat. Así, se construyen los llamados ¨campamentos petroleros¨, que incluyeron equipamientos como centros de salud, escuelas, áreas deportivas, clubes sociales, cines, economatos, iglesias, plazas, entre otros; con el objeto de conformar centros de vida urbana.
No obstante, los campos petroleros y los desarrollos de infraestructura ad internum y alrededor de los mismos, variaba dependiendo de la nómina y el rango de los trabajadores. De tal forma que, existían campos para obreros y campos para la gerencia, con especial destinación, a los representantes de las empresas petroleras extranjeras.
Todo ello representó un cambio abrupto técnico, social y territorial, reconfigurando las identidades regionales, a la vez que se introducían nuevos usos y costumbres.
En 1875 , un terremoto fracturó terrenos de la Hacienda ¨La Alquitrana¨, cercana a Rubio, Estado Táchira ) Occidente Venezolano. De la zanja brotó petróleo, y, aunque la compañía ¨Petrolia del Táchira¨, explotó, refino y vendió derivados del petróleo, pero de forma artesanal y solo hasta 1934. Ahora bien, en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo en el Estado Zulia, se producen las primeras grandes transformaciones, especialmente, a partir de la explotación del pozo Zumaque en 1914 y con ella, del inicio de la producción masiva y a gran escala en Venezuela. En la Costa Oriental del Lago se construyen los campos del cinturón costanero Simón Bolívar, Cabimas, Lagunillas, convirtiéndose más tarde, estos dos últimos, en ciudades.
En los años de la Presidencia de Isaías Medina Angarita, y con la aplicación de un régimen legal favorable a los intereses nacionales, se construyen en 1936, en la Península de Paraguaná del Estado Falcón, en la punta más occidental del territorio, las Refinerías de Cardón y Amuay, inauguradas en 1949 y que más tarde serían integradas para conformar el Centro de Refinación Paraguaná (CRP), catalogado como el más grande a nivel mundial.
Este hecho, genera en la región paraguanera, grandes transformaciones en el “modus vivendi” de los habitantes, toda vez que, también fueron construidos campos petroleros para las residencias de los trabajadores, así como, la infraestructura respectiva para promover la recién implantada actividad económica.
Dentro de este contexto, podemos encuadrar el proyecto que llevamos a cabo desde PDVSA La Estancia, institución que tuve a bien crear y dirigir durante 10 años, en la zona petrolera de Paraguaná, donde también teníamos una sede en la que otrora constituyera la residencia del Gerente General del Centro de Refinación.
Se trató del Cine Cardón, estructura al aire libre, que había sido construida en los años 1947/1948, como una de las facilidades destinadas al disfrute y entretenimiento de los habitantes del campo petrolero.
El también denominado cine “a plein air” en conjunto con los autocines o “drive in”, fueron espacios importantes para la socialización a partir de los años 50 a nivel mundial. Particularmente, en el campo petrolero de la Refinería de Cardón, el cine al aire libre que lleva su nombre, era considerado como un centro de encuentro obligado en la zona.
Lamentablemente, el mantenimiento del cine, al igual que de la mayor parte de las instalaciones no petroleras de los campamentos petroleros, por muchos años, no fueron considerados prioritarios en la actividad de explotación del crudo en el país, por lo que, su deterioro se hizo evidente.
Luego de un recorrido exhaustivo de las instalaciones del Campo Cardón en Paraguaná, y en virtud de la solicitud realizada por las comunidades, nos encontramos en el primer trimestre de 2013, con este tesoro de nuestro patrimonio industrial petrolero: el Cine Cardón.
Es una edificación con un amplio auditorio de planta trapezoidal, donde se ubican las áreas de acceso principal que comprende la taquilla, corredores, instalaciones sanitarias y sala de proyecciones, en el área de espectadores inciden 3 zonas para asientos divididas por pasillos en pendiente con dirección al escenario y delimitada perimetralmente por dos paredes construidas en bloque calado, el escenario integra el entarimado de madera, camerinos y depósitos. En 1955 el escenario se modificó para instalar equipos de proyección en el entonces novedoso sistema ¨Cinemascope¨. Esta modificación permitió celebrar conciertos y otros actos culturales con comodidad, logrando ampliar el área del entarimado y optimizar el sistema de sonido.
Entre junio 2013 y marzo 2014, ejecutamos con PDVSA La Estancia la rehabilitación. El proyecto se organizó en dos etapas: la primera fue de tipo diagnóstica, donde se realizó la investigación histórica y arqueológica del edificio y sus zonas de injerencia, así como, las evaluaciones del estado físico del inmueble. La segunda, constituyó la ejecución de las obras de rehabilitación, restauración y acondicionamiento de la edificación y su contexto inmediato.
La intervención consideró la rehabilitación del acceso principal, la cubierta de los corredores, conservando la estructura de madera y el acondicionamiento de la sala de proyecciones, se intervino el pavimento del área de espectadores, así como, la reinterpretación de los asientos y las paredes perimetrales, culminando con la restitución del entarimado de madera, el mantenimiento de la estructura metálica de la cubierta y la construcción de la envolvente del escenario, en el proceso de intervención se actualizaron los servicios, incluyendo el alumbrado interno de la edificación.
Los alrededores de la estructura también fueron rehabilitados, así como, remozadas sus áreas verdes.
El día de su entrega inaugural en 2013, los habitantes de Paraguaná; y, muy especialmente, los trabajadores petroleros, se reunieron con sus familias y amigos, y disfrutar de una filmación documental sobre el cine, su historia, que era también la de ellos mismos, para luego deleitarse con un hermoso concierto tradicional venezolano, en lo que los niños fueron los protagonistas.
El interés y el afecto público por el patrimonio industrial y la apreciación de sus valores son las formas más seguras de conservarlo. El Cine Cardón es intrínseco a los paraguaneros, forma parte de su entramado social, de su cotidianidad histórica. Su puesta en uso social favorece el encuentro, la vecindad y con ello, la complicidad creativa de quienes han compartido una historia común.
Esperamos que el Cine Cardón siga llevando a sus visitantes aquellos momentos en que la realidad y la ficción se amalgaman y mejoran para todos la calidad de vida.
